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Federico Tucat

De la necesidad de pensar el Radicalismo en el presente, su carácter ineluctable y la incidencia de las personas
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10 sep 2013
Federico Tucat

Para responder a la pregunta que titula este articulo es preciso hacernos una pregunta que la antecede, inevitable si queremos saber en concreto la utilidad del radicalismo. Digo, si queremos saber para qué sirve, deberíamos comenzar sabiendo QUÉ ES.

Para decirlo sin demasiados preámbulos: el radicalismo es, a mi entender, la institucionalización de una idea y una herramienta. Es decir, se encuentra canalizada en una estructura formal con reglas. Es dable aclarar que a veces la idea/herramienta excede la estructura formal y en otras, la “estructura formal”, carece parcialmente de lo que aquí intentamos definir. La institución es importante, en tanto funcione como contenedora, promotora y reproductora de la idea fuente.

Antes de conceptualizar puntualmente al radicalismo como idea o como herramienta, agregamos una obviedad: las instituciones están conformadas esencialmente por el factor humano y no podemos pensar el radicalismo sino entendemos la incidencia de las personas. Este está sujeto, casi con exclusividad, al uso subjetivo que las personas harán de él, tanto si se trata de una idea y más aun, si es utilizado como herramienta. Digo, toda idea necesita de alguien que la lleve a la praxis y por supuesto toda herramienta necesita ser utilizada por alguien, sino carecen de valor en absoluto.

La categoría de las personas es de un enorme valor por cuanto hace que la idea/herramienta abandone el mundo de lo abstracto y se sumen al mundo de lo real. Pero es también la sustancia de su recurrente deformación, ya que toda idea puede ser influenciada por ideas que pertenecen al sujeto y toda herramienta puede ser mal utilizada. A esto se refería Raúl Alfonsín cuando decía “sigan ideas no sigan hombres”. El nos pedía que rescatemos el radicalismo que existe en las personas y no a las personas que subsisten del radicalismo.

Dicho esto, nos abocamos ahora a precisar la representación del radicalismo como idea/herramienta.

¿Qué idea es?

Argentina mantuvo a lo largo de su historia algunos paradigmas sobre “la política”: una división maniquea de su propia sociedad, en universos políticos o culturales aparentemente inconexos e irreconciliables. La idea de la política exclusivamente como conflicto, es decir la existencia de adversarios políticos. La imagen inverosímil de la existencia de una “clase política” como si los argentinos naciéramos hombres, mujeres o políticos. Y por último una recurrente inclinación a no creer en las instituciones.
La idea del radicalismo, viene a romper estos paradigmas: por supuesto que la política implica conflicto, pero por sobre todas las cosas implica asociación y construcción. Los conflictos en la convivencia social no se resuelven sobre la base de la discrepancia permanente sino sobre la superación del mismo, para encontrar resoluciones que sean justas o al menos, aceptables, para la mayoría nacional. Es decir, sobre la premisa de buscar “universos comunes”, lo que echa por tierra, a su vez, la visión maniquea que anteriormente describíamos. El radicalismo viene a representar esta idea. A su vez cree en la política con una presencia in totum en la sociedad, que es articuladora de todo, por todo y para todo, supera la “lejanía de la política” para reemplazarla como parte del universo social, y así aspirar a unificar al ciudadano político y no a “un ser político”.

Resumiendo: la idea radical aspira a la unión de los argentinos sobre la base de la resolución democrática de los conflictos a través del uso y el respeto de las instituciones de la republica, entendiendo a la política como articuladora de ella y presente no en una elite sino por, en y para todos los argentinos.
Esta “idea radical” no parte del supuesto de una “sociedad ideal”. Al contrario, entiende que el conflicto y las desigualdades existen y que las instituciones son débiles en la medida que no se cree en ellas o se atenta contra ellas. Aquí es cuando entiendo al radicalismo como herramienta.
Se utiliza al radicalismo cuando se quiere defender a las instituciones, cuando se las quiere recuperar o poner un límite al avasallamiento sobre ellas. Se utiliza al radicalismo cuando se quiere un proyecto de país con eje en la educación como factor de movilidad ascendente. Se utiliza al radicalismo cuando se trabaja con las clases más desfavorecidas en acciones colectivas aspirantes a la igualación social y no de manera clientelar. Se utiliza al radicalismo para preservar las libertades individuales. Y se utiliza al radicalismo cuando se quiere salvaguardar el patrimonio nacional.

Por supuesto que estas ideas o las mismas herramientas no son exclusivas del radicalismo. Alguien las puede tener, compartir o utilizar en determinado momento, porque las ideas no tienen dueño.

La importancia del radicalismo reside en que es la reserva de estas ideas, puede que no siempre las haga trascender a su organización, pero siempre van a estar presentes para cuando la patria lo demande.

Sobre el autor
FEDERICO TUCAT. Incoherente hincha de River. De humor incomprendido. Dicen que estudio Derecho. Presidente de la Juventud Radical de la Prov de Buenos Aires. Contribuyente.

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