• Inicio
  • Conocé RAÍZ
  • Escribí tu artículo

Sebastián Katz

El rol del Radicalismo
facebook
twitter
email
10 sep 2013
Sebastián Katz

Ante la notable muestra de imprudencia de los amigos de RAIZ, que consiste en convocar a que escriba alguien que no sabe hacerlo, intentaré dejar planteados tres temas que entiendo importantes en nuestra manera de dirigirnos a la sociedad en el futuro inmediato.

Dejar de hablarnos exclusivamente entre nosotros, no usar más el ya vetusto vocablo “progresistas” y sacarnos de la cabeza esa idea de que la UCR es un partido de “centro izquierda”.

Lo más probable es que logre plantear caminos que no debemos recorrer, y difícilmente llegue a sugerir alternativas claras a desarrollar simplemente porque hasta el momento, ignoro cuáles son.
Intentaré ser más claro. No se hagan ilusiones.

Si en las elecciones presidenciales del 2011 votaba únicamente mi TL de Twitter y mis amigos de Facebook, la fórmula Ricardo Alfonsín-Javier González Fraga obtenía más del 70% de los votos. Hubiera ganado en primera vuelta, y sería la envidia del kernerismo, ganador con aquel 54% de los votos de la fórmula Cristina Elisabet Fernández de Kirchner-Amado Néstor Boudou. No creo ser un caso extraño. Seguramente a muchos radicales que lean esto, les pasó lo mismo. Con este ejemplo, lo que pretendo advertir es que difícilmente logremos volver a ser electoralmente competitivos si nos limitamos a hablarnos entre nosotros. Para ser justo, debo aclarar que las primeras líneas fueron escritas antes de las PASO del 11 de agosto, y reformuladas días después. Cuando me refiero a un radicalismo no competitivo, me refiero a ese verdadero “salvavidas de plomo” que son para las chances de la UCR el desempeño electoral en la Ciudad de Buenos Aires y la Provincia de Buenos Aires.

El segundo aspecto tiene que ver con ese flagelo que siento nos abruma hace años, el uso del “progresistómetro”. Se trata de un artefacto inútil, que no sirve para que nuestros compatriotas vivan mejor, pero sí para dar eternos y estériles debates internos. Erróneamente se cree que repetir muchas veces el vocablo “progresista” te hace serlo, aunque creo que ya nadie tiene del todo claro en qué consiste serlo. Si creés que los trenes deben frenar antes de impactar contra una estación, y que es deber del Estado garantizarlo, ¿sos progre? y si no sos progre es porque te parece bien que choquen, o que el Estado no tiene nada que ver en asegurar que eso suceda efectivamente así ? Lo malo es que, además, muchos consideran que saber qué significa ser progresista hoy en la Argentina, es una cuestión importantísima, cuando, en realidad, ya no lo es. Si ya a nadie le importa, quizás sería bueno que a los radicales deje de parecernos fundamental.

El último tema es el de la famosa ¨centro izquierda¨, o lo que en los 80 leí respecto de que somos ¨la derecha de la izquierda¨. Creo que son cuestiones que están absolutamente alejadas de las preocupaciones de la gente. Si querés viajar en transporte público y no padecerlo, si querés dejar de meter la llave en la puerta de tu casa y mirar a los costados por si acaso, si preferirías que los gobernantes no se transformen en multimillonarios al ejercer su cargo, quizás para algunos seas ¨la derecha¨. Un debate ganso, que refleja cuánto hemos retrocedido como sociedad, pero en algún aspecto, y más si seguimos insistiendo en la cuestión, también como partido.

Finalmente, más que referirme al rol de la UCR en el futuro, quisiera mencionar dos cuestiones que me gustaría que sucedan en la Argentina en los próximos años. Desde ya que prefiero que sea la UCR el partido que sepa acercarse a mis anhelos.

No seré muy pretencioso. Es tan profundo el hoyo en el que nos metió la ¨década ganada¨, que con poco podemos estar mejor.

Tener leyes que nos permitan el acceso a la información, que transparente la gestión y la haga más eficiente, que nos dé herramientas que nos ayuden a ser mejores ciudadanos; y encarar una transformación educativa que considere al que aprende como el centro de las cosas, son dos tareas que considero fundamentales para desarrollar en el período 2015-2019.

Creo también que después de tantos años de batallas, épica, combates y no sé cuánto verso más, sería importante que las leyes fundamentales surjan como producto del consenso. Que sean aprobadas por los dos tercios del Parlamento, que sean ratificadas en consulta popular, no le haría nada mal a nuestra calidad democrática. Temas como la Reforma Judicial o la Ley de Medios han sido manejados con imprudencia por la horda de fanáticos que tiene la responsabilidad de gestionar hasta el 10 de diciembre de 2015, renunciando a la voluntad de construir acuerdos, resignar posiciones, y buscar mayorías sólidas que aseguren los beneficios colectivos que supuestamente su sanción implicaría. Procurar ser, en ese aspecto, la contracara del desastre que perpetra el gobierno actual, no vendría nada mal.

Con respecto al futuro de la UCR, comparto la afirmación que leí hace un tiempo, respecto de que los radicales tenemos la mejor escuela, los mejores maestros y los mejores ejemplos. Es necesario que de una buena vez una generación se anime, que algunos se den cuenta de que no son menos valiosos que sus ¨mayores¨ y que dejen de querer ser segundos de algún supuesto crack que no hace un gol hace 20 años. Quizás sea la hora de que algunas ¨viejas glorias¨ secunden, guíen, ayuden y acompañen a las ¨jóvenes promesas¨, antes de que el tiempo las transforme en la nada misma, o tengan como única alternativa (y hay ejemplos de sobra) emigrar de la UCR para poder trascender.

El recambio generacional por sí sólo no garantiza nada. Basta ver ese dramático ejemplo de mala praxis que es Aerolíneas Argentinas, o insólitos dirigentes políticos que ven peces en el Riachuelo.
Dejar de pensar en “el 83”, y apostar, quizás, a los que nacieron en el 83. UCR, poné a los pibes. Y sino, lará lará lará.

Sobre el autor
SEBASTIÁN KATZ. Docente en escuelas técnicas públicas porteñas. Maestro mayor de obras. Trabajador ignoto de la gestión cultural. Defensor del Patrimonio Cultural. CM de la cuenta @sebakatz.

Compartir

  • google-share

Un comentario

  1. Pablo 20 septiembre, 2013 at 3:26 Reply

    Cuanta razón tenes Sebastián. Mientras en el radicalismo no haya lugar para gente como Stolbizer, Lopez Murphy, Carrio, Lombardi o Delich no puede intentar representar nada, todos esos nombres elegidos al azar , son radicales y alguno puede gustarte y otro no pero todos representan tanto o más en la sociedad que los que tienen las llaves de los comités Capital, Provincia o Nacional.

Escribí un comentario Cancelar respuesta

*
*

captcha *

OTRAS IDEAS

  • Mario Barletta

  • Gonzalo Sánchez Rey

  • Mariano Finkelstein

  • Agustín Romano Norri

  • Federico Tucat

  • José Corral

  • ¿PARA QUÉ UNA COLECCIÓN?

  • Agustín Campero

SEGUÍNOS

ÚLTIMOS INTERCAMBIOS

  • Fabian Bruno en Mario Barletta
  • Braulio en Gabriel Palumbo
  • Radicalismo. ¿Para qué? | Acariciando lo áspero en Leandro Halperín
  • FelipeMartel en Gabriel Palumbo
  • Braulio en Gabriel Palumbo
2013
www.somosraiz.com.ar