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Mario Barletta

El Radicalismo camino al 2015
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10 sep 2013
Mario Barletta

Cuando iniciamos la gestión del Comité Nacional en diciembre de 2011, el radicalismo era un partido con serias dificultades. El funcionamiento de los espacios orgánicos estaba prácticamente paralizado y los sectores internos mostraban preocupantes fracciones. Los afiliados se escurrían hacia otras opciones: el FAP, el PRO o hasta el mismo kirchnerismo. El partido se sostenía gracias a la voluntad férrea de un puñado de dirigentes y militantes.

Los resultados electorales eran el reflejo de esta serie de impedimentos que inhibían la acción política y el acompañamiento social.

El partido necesitaba apertura, vitalidad, acción, unión y construcción. Había que incorporar estos cinco elementos en toda nuestra acción política.

Los 122 años de historia y experiencia no son en vano. Tan pronto nos propusimos estos objetivos desde el Comité Nacional, la estructura respondió y comenzó un rápido proceso de fortalecimiento y revitalización.
Los encuentros de concejales, de legisladores provinciales y nacionales, de intendentes, de la Juventud Radical y la Franja Morada, de la Organización de Trabajadores Radicales, del Foro de Mujeres Radicales y fundamentalmente, el funcionamiento de la Convención Nacional, la Mesa Ejecutiva del Comité Nacional y el Plenario Nacional con todos los presidentes de distrito, permitieron tomar el pulso del radicalismo en toda su extensión. Este trabajo fue fortalecido por visitas a cada lugar del país, para promover el federalismo y consolidar la territorialidad partidaria.

La acción coordinada con los bloques de diputados y senadores permitió alcanzar un impacto mayor del trabajo parlamentario, e impedir -siendo franca minoría- que asuma un inepto como Daniel Reposo al frente de la Procuradoría Nacional, que se lo desplace a Leandro Despouy de la Auditoría General de la Nación, que se reforme el Consejo de la Magistratura, que se lo ascienda a César Milani a Teniente General del Ejército, y fundamentalmente, que el kirchnerismo no avance con los intentos reelecionistas.

La labor legislativa del radicalismo logró además poner en debate temas centrales. Se presentó en la cámara baja una veintena de iniciativas tendientes a la modificación de impuesto a las ganancias incluyendo la suba del piso del mínimo no imponible. La UCR fue la columna vertebral en la discusión para alcanzar la Ley de Femicidio y otras propuestas contra la violencia de género, como la derogación de la figura del advenimiento. Senadores y Diputados del radicalismo presentaron proyectos con el objetivo de recuperar los ferrocarriles, como también la modificación de la Ley del Impuesto al Cheque para coparticiparlo en un 100%. Nuestro partido ha impulsado un proyecto integral para alcanzar el autoabastecimiento energético y evitar de ese modo el gasto de 13.000 millones de dólares por año.
La apertura y el diálogo fueron los motores de un conjunto de reuniones y encuentros con organizaciones sociales como la CTA, la CGT, la Iglesia, la DAIA, la Federación Agraria, la Sociedad Rural, la UIA y la Cámara Argentina de Comercio.

Esta unidad de acción perfiló claramente una línea de entendimiento con la sociedad que poco a poco fue rompiendo el aislamiento del radicalismo. Y que selló en la convocatoria a importantes actos en todo el país con los principales referentes nacionales, la imagen de un partido unido que dejaba atrás las interminables rencillas internas y los permanentes desencuentros.

Los jóvenes universitarios del radicalismo cumplieron un rol clave, representando a más de un millón y medio de estudiantes en todo el país, con la renovación de la conducción de la Federación Universitaria Argentina, ganada a pesar de tener en contra todo el aparato del Estado con La Cámpora, que no logra cautivar a la juventud.

Esta unidad de acción necesitaba fundarse en un principio fuerte de identidad. Buscamos en la historia, en el pensamiento de nuestros fundadores desde Alem hasta Raúl Alfonsín pasando por Illia, Lebensohn e Yrigoyen. Encontramos un denominador común: la lucha de la UCR por la afirmación de los valores. Aquellos valores que son esenciales tanto para la vida social en común como para la organización de la vida política en un estado democrático: la transparencia y la honestidad, la educación de calidad para todos, el trabajo y la cultura del esfuerzo como forma de progresar, tanto individualmente como de manera colectiva.

Junto a la unidad partidaria, otra de las preocupaciones centrales era la necesidad de construir una alternativa de poder al kirchnerismo. El radicalismo no es un partido testimonial sino un partido de gobierno. Para ello, era necesario articular con fuerzas afines del arco opositor, diversas acciones que tendrían como principal campo de acción los espacios legislativos. Así, nos reunimos en varias oportunidades para defender los organismos de control, los magistrados y las instituciones de la democracia. Este sería el principal antecedente para limar viejas disputas y desencuentros y sobre todo, para ir afianzando un instrumento de concertación política.

Se fueron dando así las condiciones para que en ocasión del 29 aniversario de nuestra democracia, recibiéramos en la sede de la UCR a los máximos referentes de la oposición a nivel nacional. La firma del “compromiso democrático” por parte de todo el arco opositor, desde el socialismo hasta el PRO, marcó un trascendente hito político; se selló un acuerdo sobre criterios compartidos de convivencia y un frente común para frenar los abusos del gobierno.

Posteriormente, realizamos una invitación pública al partido socialista, la Coalición Cívica y la Coalición Cívica-ARI, el Proyecto Sur, el GEN y Libres del Sur entre otros a constituir frentes electorales en cada distrito, buscando polarizar con el kirchnerismo y sumar la mayor cantidad de legisladores nacionales para frenar los intentos reeleccionistas y promover un programa común de reivindicaciones políticas, económicas y sociales.

Para ello, entendimos que las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) son la mejora herramienta para dirimir candidaturas con la participación de la ciudadanía.
El resultado es muy positivo, ya que en 16 de los 24 distritos se conformaron frentes con participación de la UCR.

La conformación de UNEN en Ciudad de Buenos Aires fue quizás el esfuerzo más audaz por aglutinar a las fuerzas auténticamente progresistas en una alternativa sólida y competitiva frente al kirchnerismo y al PRO.

La experiencia de Santa Fe ha sido la guía y la expresión más cercana de la unidad del espacio progresista en gobierno. Es un modelo de convivencia democrática que ha superado la etapa de ser solo un armado electoral, con dos gestiones de gobierno y la administración cotidiana de problemas y soluciones de una provincia de las dimensiones y de la complejidad como la de Santa Fe. Sin duda, constituye un ejemplo a seguir en el país.

En las elecciones primarias del 11 de agosto, 72% de los argentinos votó en contra del gobierno kirchnerista. La UCR junto a los distintos frentes que integra obtuvo más de 5 millones de votos. El kirchnerismo fue derrotado en los 5 distritos más poblados del país, que representan en conjunto el 67 por ciento del cuerpo electoral (Buenos Aires, Córdoba, Ciudad de Buenos Aires, Santa Fe y Mendoza). Los candidatos de la UCR y sus aliados triunfaron en Ciudad de Buenos Aires, Catamarca, Corrientes, La Rioja, Mendoza, Santa Cruz y Santa Fe, y alcanzaron el segundo lugar en Córdoba, Chaco, Formosa, La Pampa, La Rioja, Misiones, Río Negro, San Luis y Santiago del Estero.

Los resultados electorales hacen probable un desplazamiento del centro de gravedad político. El debilitamiento del actual gobierno podría expresarse en la pérdida del control del Congreso y en el distanciamiento de gobernadores e intendentes en relación al Ejecutivo Nacional. Todo esto en un contexto económico de alta inestabilidad y agotamiento.

De repetirse en octubre los resultados de las PASO, se estaría revelando que la UCR sería la principal la fuerza política alternativa y con mayor representatividad territorial al obtener legisladores en 19 de los 24 distritos electorales. Del mismo modo, de los 41 legisladores nacionales (diputados más senadores) obtenidos, 29 pertenecerían al radicalismo.

Queda el desafío de Octubre. Y queda extender la conformación de frentes distritales a una gran Coalición Nacional con las fuerzas afines capaz de disputar el poder en el 2015.

Durante el próximo año se deberá trabajar en transformar el acuerdo electoral distrital en una verdadera coalición de gobierno. Esta tarea deberá llevarse a cabo convocando a intelectuales, científicos, técnicos, militantes con experiencia de gestión de gobiernos locales y provinciales, para luego consensuar un programa con los actores reales de la gestión del Estado y de los distintos sectores sociales. Comenzará entonces la Argentina a recuperar oportunidades perdidas, y a progresar hacia una socialdemocracia más justa e inclusiva.

Los protagonistas de este proyecto tenemos un denominador común, que es el de saber que podemos construir un país mejor, con industrias pujantes, con educación igualitaria, donde no mande la corrupción sino la gestión transparente de los fondos públicos para una justa distribución de la riqueza.

Esta es una forma inteligente de reconstituir el sistema político en la Argentina, optando así por un sendero que se bifurca del facilismo económico y del populismo político que nos gobierna. Ahora se abre un desafío para la consolidación y el crecimiento sostenido de la UCR y sus aliados políticos como alternativa de control legislativo en octubre y de gobierno para el 2015.

Sobre el autor
MARIO BARLETTA. Ex Rector de la Universidad Nacional del Litoral y ex Intendente de Santa Fe. Actualmente es Presidente de la Unión Cívica Radical.

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Un comentario

  1. Fabian Bruno 19 noviembre, 2013 at 15:44 Reply

    Estoy de acuerdo con esta realidad que presenta el señor Mario Barletta pero yo agregaría una sola cosa más, el radicalismo tiene que ser el mismo, auténtico, trasparente y único, los hombres somos todos iguales y debemos encasillarnos como soldados detrás de la bandera y los colores, es decir la esencia es lo primordial que no hay que perder nunca y si la perdimos habrá pues que recuperarla.

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